sábado, 3 de noviembre de 2007

eres un regalo de Dios


Eres tú un regalo de Dios.
Eres un capricho de la Naturaleza,que en un momento
de afectación quiso verse envuelta en su propia gloria
y en su máximo esplendor, realizada en ti.

Eres la síntesis de todas las virtudes que un mortal
puede poseer Eres como una fragante y fresca rosa,
que perfuma todo el aire que la rodea con
sólo insinuar su presencia.

Eres un ángel sin alas, un ser casi delicado,
pero tan cálidamente real, con la gracia del viento
entre las flores, con la serenidad de un cielo de verano,
con la majestuosidad de una noche estrellada,
la belleza de un sol que se levanta, la delicadeza de un lirio,
la elegancia de un cisne, la blandura de una partícula
de algodón y la sencilla libertad de una gaviota en la brisa.

Es tu voz melodía, hechizante que tranquiliza a las fieras
y que mueve montañas Es tu lengua fiel, reflejo de una alma
grande,inmensamente noble, digna poseedora de una mente tan clara,
tan amplia, sin horizontes ni fronteras.

Es tu razón poderosa, como la verdad misma,
pues, sin herir, tranquilizas tormentas
y reconcilias enemigos Es éste tu mayor encanto,
y es lo que te hace superior,
inmensamente mejor que el resto de los mortales, aunque tu
modestia inútilmente trate de ocultarlo.

Es tu pelo de miel que hecha brisa, tu piel es suave
como la seda más fina.

Y tu mirada… tu mirada es dulce y cautivadora es hechizante,
como el agua de la montaña, pura y fresca.
El sol es la sombra de tus ojos, la luna, la estela de tu mirada.
Y tu risa, en ella se enlaza la belleza del canto de las aves
y la fascinación de un alma soñadora.

Todo aparato de este mundo descolora de vergüenza a tu lado.
Eres como la fragancia que trae el viento, que,
aunque no viene de nosotros, jubila nuestros sentidos
y hace nuestras vidas más agradables

Eres una prueba de la existencia de Dios y,
a la vez, una muestra de su grandeza,pues sólo
Dios puede hacer algo tan sencillamente maravilloso,
tan perfecto y tan bello. ¡Tan bello!…

Eres como una estrella fugaz que cruza el cielo y lo ilumina,
fugaz e inapreciada. Porque nunca nadie podrá apreciarte
por completo Pero aún sabiendo que siempre serás para mí
una estrella lejana y fascinante, y aceptando que nunca
podré más que mirar la montaña desde la llanura,
aprecio más que nadie tu inagotable belleza y tu serena
forma de ser, y sobre todo, esa gran paz y alegría
que siento junto a ti y que transcienden
los límites de lo material.

Soy tu esclavo.
Siempre lo he sido y lo seguiré siendo hasta el último
de mis días Me tienes a tus pies Siempre encontrarás
en mí la mano abierta de un amigo, y la dulce y tormentosa
agonía de un corazón rendido, eternamente enamorado

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